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Anatomía del corsé 2 - estructura, ballenas y refuerzos; busk
Con esta tercera parte, se termina de explicar, a grandes rasgos, la estructura básica del corsé actual.
En esta ocasión, centraremos nuestra atención en las
costuras del corsé. Por norma general se emplea una puntada recta y corta para unir las piezas de una misma capa entre sí. Lo característico de cada hacedor viene a la hora de montar las capas una sobre otra y hacer de ellas una prenda sólida compuesta por, normalmente, varias capas compactadas. El tratamiento de los márgenes de costura varía de uno a otro y eso puede marcar una gran diferencia. En la primera fotografía, la imagen 1 (corsé de
Cristiane Tano) nos muestra la costura más habitual: el pespunteado, muy próximo a la costura entre piezas (en inglés topstitching). Esta forma de costura es de las más sólidas, pues refuerza la propia sutura entre las piezas y une las distintas capas como una sola. En ella, el margen de costura se sitúa al lado donde se va a pespuntear, de forma que hilo y tejido comparten la tensión.
Otra manera de coser las capas juntas es abriendo los márgenes como si de hojas de un libro se trataran (
imagen de ejemplo para costura abierta), realizar una costura por encima de la misma unión y pespuntear a cada lado de las costuras de unión de piezas.
La imagen 2 es un ejemplo aparte de cómo la labor de las costuras puede aportar no sólo a la estructura sino también a la apariencia estética: la zona más oscura de este corsé muestra infinidad de costuras paralelas entre las cuales se albergan cordones de ribeteado. Antiguamente estos cordones reforzaban las zonas del pecho y las caderas allí donde las ballenas eran demasiado grandes o incómodas. El cordón genera una textura interesante, y puede ayudar a mantener la forma de según qué partes del corsé.
Ahora prestaremos atención al acabado del borde, generalmente rematado con bies. Se llama bies a la diagonal de un tejido, y asimismo se denomina bies a una especie de lazo de ancho regular cortado en la diagonal de un tejido, y con los bordes planchados hacia el interior de tal forma que, al coserlo sobre una prenda, no se vea el corte de la tela. El bies protege los rebordes del deshilachado sin añadir bulto.
Así como un lazo sólo se adapta a líneas rectas, el bies puede describir curvas y generar bordes nítidos sin arrugarse ni estropearse. Es el tipo más común de rematar los bordes superior e inferior de un corsé.
En el canto vivo del corsé se coloca el bies doblado al medio de forma que abrace los múltiples tejidos tanto por dentro como por fuera, ocultando el corte.
Este remate puede estar cosido a máquina (como se muestra en la imagen 3, corsé de
Electra Designs) o a mano para un acabado más limpio en el exterior (imagen 4: se aprecian en el interior las arruguitas propias de las puntadas ocultas hechas a mano).
Cuando alguien toca el tema de la corsetería, enseguida piensa en la silueta característica de reloj de arena a la vez que en los
cordones que lo ajustan (fotografías 6 y 7). Es importante volver a destacar que el ajuste del corsé al cuerpo se debe a los cordones de la espalda aunque un modelo concreto lleve también lazada frontal y funcional.
En esta
entrada sobre los lazos de los corsés en este mismo blog hablo sobre diversos tipos de lazos y cordones que se pueden encontrar ajustando la espalda de un corsé, distintos estilos de colocación de los mismos, y cómo ponerse un corsé adecuadamente.
Para la presente, me centraré en los
ojetes (imagen 8) por los que pasan las cintas.
El ojete no se inventó hasta el siglo XIX con la revolución industrial. Hasta entonces, los ojales de corsés y otras prendas e instrumentos textiles que precisaran de lazadas para unir sus partes se abrían a mano y se reforzaban con costuras (
ejemplo de ojete cosido a mano). Este tipo de ojal es mucho más frágil que el metálico, carece de su resistencia, y es por eso que hasta la invención del ojete de metal los lazos de los corsés no tuvieron la resistencia necesaria para tensar lo suficiente como para modificar la figura humana. Es por esto que durante el siglo XIX la cintura femenina se fue afinando cada vez más ajustándose a nuevos cánones estéticos.
Tras este breve resumen de su historia, hablemos ahora de cómo deben ser los ojetes incorporados al corsé. Lo esencial es que sean de dos piezas (el ojete, la "seta" agujereada que se inserta por la parte exterior de la prenda -en la imagen 8, a la izquierda-; y la arandela a juego con el ojete, que cierra la parte interior de la pieza y evita que ésta salte con la tensión o rasgue los tejidos -en la imagen 8, a la derecha). Hay muchas maneras de aplicar los ojetes: a mano con una maza de goma y un buril especial, con alicates o con prensa, y cada corsetero tiene su manera de hacer si bien la prensa es la forma más fiable, práctica y profesional de colocar adecuadamente los ojetes de un corsé.
En cuanto a la ubicación, los ojetes suelen ir colocados formando una hilera vertical, en una distribución regular y entre dos ballenas de acero plano o bien atravesando una ballena previamente perforada (
aprende más sobre tipos de ballenas). Algunos modistos prefieren que los ojetes centrales, los que sujetan el área de la cintura, estén más juntos que el resto para favorecer una mejor distribución de la tensión en esta zona.
Por otra parte, existen las denominadas
hebillas de cordón que suponen una alternativa al ojete tradicional y crean una estética distinta. Estas piezas, más populares en calzado y marroquinería, van remachadas a la prenda (
ejemplo de cierre con hebillas de cordón).
Para terminar, existen dos piezas prescindibles aunque estéticamente recomendables que ocultan la piel que pueda quedar expuesta bajo las cintas del cierre trasero y entre las dos mitades del busk o cierre frontal: las
tapetas.
La trasera, en inglés "
modesty panel" (imagen 5, ejemplo de modesty panel flotante y armado con ballenas) oculta la piel de la espalda y la protege de la fricción de las cintas. Esta tapeta puede estar cosida a una de las mitades del cierre trasero (generalmente el lado izquierdo) o quedar flotando, suspendida de las cintas por medio de pasadores u ojetes; y puede llevar o no ballenas. Todo depende del estilo del corsé, del de la persona que lo confeccionó, del gusto o necesidades de la persona que vaya a llevar puesta la prenda, etcétera. Por norma general, el modesty va a juego con el resto del corsé, aunque al quedar semioculto bajo los cordones no es habitual adornarlo. Debe cubrir por completo el espacio abierto que dejan los cordones más el área de los ojetes, como mínimo.
Y la delantera, en inglés "
modesty placket", se sitúa justo debajo del cierre frontal. Es mucho más estrecho que la tapeta o panel trasero, por lo general no supera en ancho al cierre. Puede ser una extensión de la parte de botones del busk (
aprende más sobre el busk) o ser una pieza aparte y cosida posteriormente. Y, como el
modesty panel trasero, puede ir armado o no con una o varias ballenas, según las necesidades y preferencias del modisto y del cliente.
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